El hueco es importante, hay que aprender a gestionarlo. A veces el
vacío nos genera ansiedad, somos incapaces de llenarlo, de impedir
que siga aumentando su diámetro o simplemente de aceptar a convivir
sin miedo a desaparecer por él.
Otras veces el hueco es una oportunidad, un regalo no esperado. Hay barrios con muchos huecos o necesdades, por ejemplo en zonas verdes. Un suelo adoquinado en una acera angosta, sin casi espacio para el tránsito puede convertirse en un hueco urbano lleno de posibilidades
Este parece haber sido el ejercicio terapéutico para traer vida a los chaflanes y esquinazos de varias comunidades del entorno de la calle de San Agapito, que han creado un hueco rodeándolo con rejas o vallas y han aprohechado ese rectángulo para llenarlo de plantas, árboles y arbustos.
La mayoría de ellos han tirado también de ingenio, utilizando el agua expulsada del circuito de los aires acondicionados instalados en la fachada para regar el hueco y aumentar las posibilidades del vacío.
Los jardines del hueco de Vilaverde bajo son el reflejo de la necesidad de los barrios con menos zonas verdes a disfrutar de la naturaleza en la ciudad, y un toque de atención a los técnicos que solo se pasean por los calles a través de las capas del autocad.